En el panorama estético de las artes visuales, las manías son esos impulsos constantes de la voluntad que permiten a la creatividad ejecutar cualquier acto. La producción artística de Rafaela nos muestra cómo nuestras grandes obsesiones pueden convertirse en verdaderos actos catárticos.
Las técnicas que emplea en sus obras varían de acuerdo con lo que la artista busca transmitir; domina el dibujo, el vaciado de cera, el grabado en metal y el bordado sobre diferentes soportes. Estas prácticas parten de un principio artesanal y son complemento de su discurso, las desarrolla como un recurso eficiente. Forman parte de su culto personal por el trabajo manual minucioso.
Su obra ha sido expuesta en diversas instituciones nacionales y galerías internacionales, ha exhibido su trabajo en ciudades como Barcelona, San Petesburgo y Milán. Sus influencias directas son: Germán Flores quien la inició en el grabado; Vicente Razo en el taller de producción; y Teresa Olmedo, quien además de ser su guía teórica, le mostró el arte del bordado sobre papel y textil.
Para comprender la propuesta de Rafaela es necesario hablar de sus manías: la talla, el bordado, sus manos y el lenguaje. Entiende el grabado como un compendio de procesos absolutos. Mediante esta técnica crea autorretratos de sus manos, genuinas odas de ellas.
Comienza por fotografiarlas en posiciones significativas. Después las dibuja con detalle para entender cada una de las sombras que la encumbran. Por último, traza cuidadosamente sobre el linóleo. Durante todo este proceso entrena a la mirada y al tacto, mientras mantiene atentos al resto de sus sentidos; esto provoca una especie de trance en su interior que termina convirtiéndose en una meditación.
El elogio de sus manos es el motivo central en su producción. Lo representa desde diferentes técnicas, pero con una misma perspectiva; explorar distintos modos de comunicación a través del grabado, el bordado o incluso el braille. Lenguajes autónomos en cuanto a su configuración semántica y gramática. Alternativas formas de comunicación, que son silenciosas y que sin embargo existen, sólo que mantienen un orden diferente.
Sus obras están llenas de relaciones conceptuales, tautologías y juegos de palabras. Busca aquellos bemoles o errores dentro del lenguaje común para transformarlos. Abre una nueva ventana sensible a la realidad a partir de los códigos establecidos en los que todo el mundo participa.
El universo estético de Rafaela nos invita a movernos a través de nuestras manías y necedades personales. Esa voluntad constante que permite construir y desarrollar conceptos bajo un nuevo horizonte de creación. Tomar como referencia el espacio con sus supuestos lógicos para redefinirlos. Un cambio de paradigma con esquemas y conceptos propios.
Más de su trabajo: https://www.instagram.com/fafa_tb/