Los conceptos de contemplación, reflexión, encuentro y goce visual, enmarcan la obra de la artista mexicana Mariana Pulido. A través de sus cuadros en acrílico, la artista despierta en nuestra mirada una curiosidad por descubrirnos en los ojos de los peculiares personajes que protagonizan su propuesta artística.
Una característica en la obra de Pulido es la dicotomía espacial. En ella, busca representar la idea del tiempo presente. El aquí y el ahora de la obra son marcados por el contraste de una mezcla de colores alegres en un fondo negro con un sólido dorado, donde el primero conforma lo terrenal y el segundo evoca la manifestación de lo espiritual.
Con una particular atención en el delineado de sus trazos, sus personajes están compuestos por figuras geométricas, sin privarlos de una sensación de movimiento y fluidez orgánica.
Otro rasgo particular que comparten sus protagonistas son los ojos blancos que parecen vacíos pero siempre observan cuando los miramos. Este intercambio de miradas se propone como un encontrarse en el otro. Es así como la artista busca generar una identificación emocional-empática dentro de los límites del lienzo.
Carmela es un personaje constante en la obra de Pulido. Carmela es una muñeca de trapo, inspirada en las muñecas mazahuas, dotada con sólo el sentido de la vista y que juega como una extensión de la propia artista.