Saltar al contenido

Georgina Gutiérrez

    A veces nuestros deseos más sinceros son enterrados por nuestros miedos más profundos. Aun así, algunos deseos siguen destellando una débil luz que ni la oscuridad más densa puede ocultar. El primer paso para liberarlos es creer; dejar que se apoderen de nuestros sentidos, de nuestras manos, hasta que estallen en una lluvia de colores. Georgina es una artista mexicana que conquistó el arte de hacer lo que ama:  una vez que comenzó a creer en sí misma y en su pasión.

    Antes de cambiar su destino y abrirse camino en el arte, Georgina estudió la carrera de Diseño Industrial pues creció con el estigma de que era imposible vivir de él. No fue hasta que un viaje a la India le mostró lo maravilloso que es hacer lo que amas y que lo verdaderamente imposible es trabajar en algo que nunca te hará sentir satisfecho.

    Una artista que se desafía a sí misma y constantemente busca experimentar con técnicas nuevas para plasmar su creatividad; sus obras fusionan dos mundos que tienen en común la explosión de color que ahora la caracteriza: México y la India.

    Los colores son la clave de toda su propuesta artística. Ellos hablan sin palabras, nos transportan de vuelta a un estado de inocencia y esperanza. Su paleta exalta la belleza en todas las composiciones que crea. Sus temas, aunque variados, tienen en común un mismo sentimiento: la alegría. Sus obras parecen cosquillear nuestros sentidos.

    De manera intuitiva, libera el color en la superficie: sus pinceladas son gestos espontáneos y rápidos que guían todo su proceso. Su lenguaje visual se aleja del realismo y la representación antropomórfica. A través de motivos naturalistas, Georgina se concentra en capturar emociones y sentimientos por medio de colores en ritmos curvilíneos que nos despiertan júbilo casi al instante de verlos.

    A modo de oda a todo lo bueno que existe en el mundo, Georgina plasma su amor por el arte. Sus creaciones se presentan como coloridas oportunidades para la reconciliación con el espacio que nos rodea. Sus pigmentos son sentencias visuales sobre el regocijo, el amor y la empatía. Ella enuncia sus obras como resistencia a la visión pesimista y desconsoladora que se tiene de nuestro mundo.

    Más de su trabajo: @pintandoporahi