Sentimiento, vibras y manos, esos son elementos primigenios para el proceso creativo de este artista. Todo empieza con una chispa, un segundo de inspiración, un diálogo consigo mismo que deviene en arrebatos de sensibilidad y manifestaciones eufóricas de creación. Alejandro Vázquez, un artista versátil y aventurero, fue retado a cambiar su manera de producción para conseguir nuevas soluciones creativas y lo logró.
De usar medios creativos tradicionales como el carboncillo, el acrílico y la acuarela, encontró una forma de intervención artística con café soluble. Con un estilo que atraviesa convenciones clásicas, su acercamiento a la creación es visceral. La incursión experimental con el café, ha llevado a Alejandro a combinarlo con técnicas mixtas para enriquecer el resultado de su práctica.
Alejandro crea impresionantes retratos realistas en una serie dedicada a personalidades destacadas en las artes y la política. Sobre todo, aquellas figuras que lo inspiran, siendo varias de ellas pertenecientes a su generación, se reta a ilustrar las memorias de una vida que se traducen en líneas de vejez. Casi de manera cartográfica, con cada pincelada, se propone plasmar la historia y experiencias de quien pinta. Sus cuadros muestran una peculiar atención al detalle y maestría en la técnica que, en efecto, logra recrear encuadres fotográficos.
En sintonía con el pensamiento filosófico de la generación, Alejandro es un artista rebelde a cánones establecidos, indómito por naturaleza. Su arte es atravesado por diversas expresiones culturales como la música, la literatura, el cine, etc. Con una estética bohemia, callejera y urbana, su trabajo refleja su propia resiliencia, sus visiones alucinatorias y su voz multiforme.